
Y es más cariñosa y amable... y busca más nuestra compañía... y sueña cada día, cada noche, con que mi hermana y yo volvamos a casa para estar con nosotras más tiempo, porque no sabe cuántas veces más podrá vernos y regañarnos, que es su modo de decirnos te quiero...
Y no sé cuándo le dan los resultados de las pruebas... ni siquiera sé si me los contarán... de hecho ya me han ocultado la verdad, que viajó de incógnito hasta mis oídos... lo que sé es que, por muchos 86 años que tenga, siempre será mi segunda madre y no habrá vida suficiente para olvidar que fue ella quién me enseñó a leer, a escribir y a cantar... a jugar y a coser... a crecer haciendo frente a sus ataques (extrañas muestras de amor) y a saber que, siempre que lo necesitase, su mano estaría ahí sujetando la mía incondicionalmente...
Lo único que sé es que, ese día que no quiero pensar, me habré quedado un poco más sola en este mundo egoísta que sigue dando vueltas y tomando decisiones sin consultarnos...
Suena: la primera canción que me enseñó
Toco: su cuerpecito menguado
Sabe: a la ausencia de su tortilla de patatas
Huele: a sus rosquillas, jazmín y hierbabuena
Veo: las largas tardes de verano en su casa del pueblo
Estado: de vuelta a Madrid.
Y no me dice mama... pa eso tiene a su mare, no hay cosa que más me duela, que cada vez que me llame, sólo me diga Manuela...